El Silencio del Cazador (En Español)

El Silencio del Cazador Pôster
Tradução: Roberta Mathias / Texto Original: Jorge Cruz
Leia a crítica original em “El Silencio del Cazador

Sinopsis: Guzmán es un guardabosques que patrulla la selva en busca de cazadores furtivos. Venneck es un colono querido de la región y un cazador. Sara, una médica rural comprometida, está casada con Guzmán y era pareja de Venneck. La aparición de un mítico jaguar reavivará una antigua rivalidad entre ellos.
Direccion: Martin Desalvo
Título original: El Silencio del Cazador (2019)
Género: Drama
Duración: 1h 43min
País de origen: Argentina

El Silencio del Cazador

Todo el honor y toda la gloria

La vibración de la cámara, la sensación de persecución, la construcción de la metáfora. Así comienza “El Silencio del Cazador” , película argentina dirigida por Martín Desalvo que abre la selección de largometrajes internacionales para el 48º Festival de Cine de Gramado. A partir de un triángulo formado por Ismael Guzmán (Pablo Echarri), Orlando Venneck, el polaco (Alberto Ammann) y Sara Voguel (Mora Recalde) -ya descrito en la sinopsis- la película trae una alegoría sobre el orgullo masculino y las trágicas consecuencias cuando Se entiende heridos en su honor dos ejemplares de la especie.

La historia se desarrolla en las afueras de Posadas, una ciudad del noreste del país y fronteriza con Paraguay. Allí la cultura del gaucho sigue muy presente. Además de las calabazas para sus tés, el asado y la música regionalista del acordeón, otra manifestación cultural local es la caza. Esta actividad es cada vez menos aceptada debido a una legislación más estricta, tanto en lo que se refiere al medio ambiente como a la propiedad privada y la posesión de armas (el primero y el tercero desconocen por cuánto tiempo). En este entorno, Desalvo desentraña la premisa inicial de la enemistad entre Guzmán y Orlando provocada por la relación previa de Sara, esposa del primero, con el segundo. Se las arregla para lograr estos disturbios provocados por hombres que no se resuelven con el fin de los hábitos de sus antepasados.

Más que eso, “El Silencio del Cazador” hace una mirada crítica a esta relación ancestral. Una comunidad (de hombres, siempre – es la perspectiva del trabajo) que respeta un pasado que tuvo a sus padres y abuelos construyendo ese territorio con sus propios brazos. Pero, al mismo tiempo, no está lejos de un conflicto velado entre clases sociales, que siempre ha visto a los terratenientes explotar la mano de obra de los más humildes. Esto queda claro por la forma en que Pole se impone a Ismael, un guardabosques que nunca se conformó con la forma en que su padre fue tratado por el padre de su antagonista. La ira y la ingratitud sirven como motor de esas relaciones que, bajo esta perspectiva fálica, implican disputas sobre la mujer amada, patadas y golpeadas.

Si hay un punto que molesta a las representaciones de la película, es la forma en que Sara se presenta. Un vértice de un triángulo (podríamos decir una hipotenusa que conecta a los coleccionistas) que, a pesar de ser tratado como un adjunto, es el único personaje que toma actitudes sin motivaciones convincentes. Aquí puede haber una bifurcación de opiniones. Aceptando la perspectiva masculina de la obra, el tránsito de Mora Recalde por el lienzo puede incluso ser coherente, pero es posible estar de acuerdo en que hay, bajo este sesgo, un empobrecimiento de la narrativa.

Con tal incomodidad eliminada del mal diseñado juego de Sara, la escalada de conflictos entre los dos hombres es bastante interesante. Está claro que el hecho generador es el “amor de doncella”, pero poco a poco estas divergencias sociales e incluso ideológicas cobran fuerza. Es una reflexión sobre cuál sería la causa y cuál la consecuencia dentro de esta dinámica basada en la competencia. El antagonismo total de Ismael y Polaco es una construcción hecha con premisas conflictivas que podrían resolverse entre los dos. Salvo que, desde el momento en que se consideran totalmente incompatibles, aceptan llevar esto hasta el final.

Finalmente, la película alcanza su objetivo y entrega un clímax cargado de testosterona y visceralidad. No nos gusta usar la segunda expresión, pero es sorprendente lo bien que coincide con la primera. Martin Desalvo mastica sus propuestas alegóricas y metafóricas para un manual, aplicando los conceptos de cazador y cazado y llevando al misterioso animal al centro de la acción. Al fondo, hace una pequeña reverencia con un niño llamado Sordo. Aquel que al inicio de “El Silencio del Cazador” es ayudado por Gúzman a salir de la lógica exploratoria de la finca del padre de Orlando, termina con una importante función -y lección- de historia. Esperamos que, en medio de toda la lucha primitiva de estos hombres, el joven, de hecho, no los escuchó.

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