Haga ckuc aquí y lea la reseña original de “Los Sonámbulos”.
Sinopsis: Una mujer de mediana edad y su hija de 14 años experimentan problemas de relación. La joven está descubriendo la sexualidad, cambios en la forma del cuerpo y nuevos comportamientos derivados de la edad. Cuando los dos se refugian en un hogar con una familia ritualista, entran en conflicto y son llevados al límite.
Dirección: Paula Hernández
Título original: Los Sonámbulos (2019)
Género: Drama
Duración: 1h 47min
País: Argentina | Uruguay
Sin hogar e inquietas
El sueño funciona como una especie de marcador de experiencias. Es él quien filtra lo configurado en una información o experiencia importante y lo que va directo al fondo del baúl de la memoria. Podemos imaginar, de esta manera, que todos los cambios en el sueño muestran una incapacidad, en mayor o menor grado, para afrontar y depurar la vida cotidiana.
“Los Sonámbulos”, drama dirigido por Paula Hernández, comienza con una variación de dos trastornos del sueño. Las pesadillas de Luisa (Érica Rivas) y el sonambulismo de Ana (Ornella D´ Ellia). Madre e hija comparten, además de estos disturbios nocturnos, una dificultad de conexión que se refleja en la constante negación del diálogo de esta última.
Demarcada por una paleta de sonidos muy nítidos, la producción fue elegida por Argentina para representar al país en los Oscar 2021, pero no garantizó el espacio, que sigue la pre-lista con quince títulos (tres de América Latina: lo mexicano ”Ya en Estoy Aquí “, el chileno “El Agente Topo“ y el guatemalteco “La Llorona“, todos con crítica publicada en la Apostila de Cinema). La película, sin embargo, presenta grandes actuaciones, provenientes principalmente de su núcleo duro compuesto por las actrices ya mencionadas, además de Marilú Marini, Valeria Lois y Gloria Demassi.
¿Por qué destacar los personajes femeninos? Porque, en cierto modo, “Los Sonámbulos” se presenta como una gloriosa red de conflictos familiares, en la que la figura central es siempre una mujer. Así, aunque al uruguayo Daniel Hendler le está yendo bien en su papel y en el de sus compañeros, la necesidad de hablar de género es imperativa.
El sonambulismo es un trastorno que provoca que el organismo, incluso en su estado más profundo de sueño, permanezca alerta para realizar tareas sencillas de la vida diaria. En casos más complejos, sin embargo, puede volverse peligroso. En general, se manifiesta como un cansancio corporal expuesto a una confusión mental que nos hace confundir el sueño con el estado de alerta. Algo así como conflictos familiares sofocados durante décadas presentes en tensiones inmanentes entre todos los miembros. Quizás, el roce en Ana y Luisa es más a la piel, pero hay un estado permanente de sufrimiento en todos los personajes.
Desplazados, desalojados, temerosos o destrozados por los cambios, se presentan como grietas a punto de romperse. Las violencias impuestas al cuerpo de las mujeres se repiten de muy diversas formas y en ocasiones son tan discretas que pueden pasar desapercibidas para otras más agresivas. ¿Existe algún dispositivo que mida con precisión la gravedad o el efecto de la violencia? El arma de Ana es el celular. La adolescente se refugia en la pantalla en lugar de profundizar en los temas que la rodean: su crecimiento, el desgaste visible del matrimonio de sus padres, su pasión platónica por su prima, su relación con su madre. Por eso, por cierto, la salida son las palabras.
Todo lo que no se dice, se discute y se coloca en algún espacio de reconocimiento aparece en el cuerpo o en las palabras escritas. Aunque la familia trata de mantener el orden definiendo roles, puestos y lugares, sabemos que no todo se puede resolver de forma sencilla. La solución fácil tampoco es siempre la ideal. De hecho, rara vez lo es. Los problemas evitados durante mucho tiempo, en general, aparecen en el futuro como una tragedia.
Para que la mayoría se sienta cómoda (o finja estar), alguien (s) necesita (s) no estarlo. Lamentablemente, seguimos funcionando según un patrón en el que las mujeres que pagan con sufrimiento, en cuerpo y alma, la mayor parte del tiempo. Al no estar de acuerdo con esto, se nos clasifica como disfuncionales. Con muchas sombras, mucho dolor y ruidos incómodos Paula Hernández muestra pesadillas habituales. Aunque fuera de los Oscar (ya la espera de un estreno oficial en suelo brasileño), “Los Sonámbulos” merece ser visto y comentado. Quién sabe, tal vez podamos dormir mejor.
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