Sinopsis: En “A Casa Lobo” María, una niña de la Colonia Dignidade, en el sur de Chile, una especie de comunidad sectaria, dominada tiránicamente por el cruel Paul Schäfer, un alemán loco, fanático religioso y depredador de niños, que terminaría convirtiéndose internada en un centro de tortura al servicio de la dictadura militar de Augusto Pinochet – es castigada por haber perdido tres cerdos, por lo que decide huir y refugiarse en una casa abandonada, escondida en el bosque.
Dirección: Joaquín Cociña y Cristóbal León
Título original: La Casa Lobo (2018)
Género: Animación | Horror | Drama
Duración: 1h 15min
País: Chile | Alemania
Tenemos que Seguir Mirar Para Trás
Da miedo, y tal vez no se trate tanto de remontarnos a nuestros antepasados, ya que hoy tenemos la capacidad de sintetizar historias tan densas que condensan en sí mismas la complejidad de la humanidad en tan pocos minutos. A veces con temas que, inicialmente, parecen demasiado simples para tal hazaña. Así me pagó “La Casa Lobo”. Algo sobre la miel. ¿Medio National Geographic? Y, encima de eso, te transporta luego a la comunidad en la que se produce la miel única. Sin embargo, como cualquier buena película, esperamos que esto sea solo un preámbulo de lo que está por venir. Y es.
El ambiente acogedor y rural esconde crueldades que, aun contrastadas con las miradas dóciles de los animales (a punto de ser sacrificados), no se pueden ocultar. El ambiente propagandístico grita en las pocas imágenes restauradas en “La Casa Lobo“. Cristóbal León y Joaquín Cociña Los artistas chilenos responsables de la restauración de la película y su posterior recorrido artístico también son dignos de otra hazaña.
El primero también es responsable de un libro de ficción llamado “Estranhas Criaturas” que no he tenido la oportunidad de leer, pero pretendo detenerme en la interesante premisa que los conecta de manera muy intensa con un tema que parece atormentar a quienes viven en Latinoamérica y, bueno, no son insensibles. Los desaparecidos y las desapariciones. La destrucción. En Extrañas Creaturas, son los árboles los que desaparecen. Casas. Ya no sus habitantes, como en las dictaduras torturadas. ¿Cuántos tipos de tortura podremos fabricar?
Aunque “La Casa Lobo” sigue con dibujos, superposiciones, plastilina y todas las formas de animación que se acercan a la conocida historia del lobo y el sombrerito, todas las costuras elaboradas por los directores nos llevan a la historia que conocemos – desde el libro al exterminio, que sabemos, sigue ocurriendo. Aunque hay algo oscuro que impregna la narrativa, hay esperanza. Ojalá se quede.
Aún así, uno de los mejores terrores terriblemente palpables que podemos asimilar en nuestra realidad.
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