Haga ckuc aquí y lea la reseña original de “Nona: Si me Mojan Yo los Quemo”.
Sinopsis: Después de un tórrido acto de venganza en la casa de su ex amante, Nona, de 66 años, huye a su casa de verano en Pichilemu, una localidad costera chilena. Allí ella se pasea con aparente satisfacción, hasta que una serie de incendios forestales expulsan a muchos de sus vecinos de sus hogares. Las calles sombreadas anteriormente tranquilas están imbuidas de miedo. La investigación policial no revela nada y los residentes se vuelven cada vez más especulativos sobre la posible causa. Sorprendentemente, la pequeña casa de Nona no está dañada.
Dirección: Camila José Donoso
Título Original: Nona – Si me Mojan Yo los Quemo
Género: Documentario | Drama | Fantasia
Duracción: 1h 26min
País: Chile | Brasil | Francia | Corea del Sul
¿Qué puede el fuego?
Triste es el texto que tiene que empezar a explicar su título. Este es el tiempo que se gasta, muy parecido al que recuerda Josefina Ramírez en “Nona: Si me mojan, los quemo”, seleccionado para el Festival de Rotterdam de 2019 y que ahora llega al circuito comercial brasileño por Vitrine Filmes. Casi pirómana, la dama interpretada por Josefina Ramírez ve en las llamas la posibilidad de mostrar su enfrentamiento político, sentimental y también su placer sin (casi) tener la rutina afectada. La protagonista, abuela de la directora Camila José Donoso, formó parte de la resistencia anti-Pinochet y se convirtió en una experta en la producción de molotov.
A partir de las oleadas de incendios que azotaron Chile en 2017 y los relatos de su abuela, el cineasta crea una narrativa híbrida. En esta realidad paralela, su abuela, militante en la época de la Dictadura, fue la responsable de los grandes incendios que se apoderaron de una región del país.
“Nona: Si me mojan, los quemo” crece lentamente, al igual que la presentación de sus personajes. Tardamos casi quince minutos en conocer el rostro de Josefina. Es necesaria la pausa para el reconocimiento del terreno. La película alterna entre mostrar estéticamente una ficción y un documental grabado con la videocámara de la casa de la directora.
Cuando nos damos cuenta de que la señora Ramírez, de hecho, puede extrapolar cualquier tipo de moral o ética del pacto social, ya estamos envueltos en sus bromas para la cámara. Sin embargo, el efecto no es crítico ni alentador para nuestra carismática antiheroína; puedes comprender las razones de Donoso para elegir a Ramírez.
El largometraje también formó parte de la programación del Festival de Río en 2019 (en el siempre desafiante panorama latinoamericano), ahora tiene su debut nacional en un momento en que el escenario es diferente. Las condiciones políticas y sanitarias, sumadas a este corto tiempo entre producción y lanzamiento, la hacen muy actual. Reflexionar sobre hasta qué punto se pueden satisfacer los deseos individuales sin avanzar contra el supuesto acuerdo desde que nacimos es fundamental para que podamos – todos – atravesar este momento de crisis. Y, desafortunadamente, no solo estamos hablando de Gran Hermano (en su versión 2021 en Brasil, con todas las peleas y desencuentros).
Además, la salida de Santiago hacia el pueblo de Pichemelu se anuncia mediante reflejos en espejos y vidrios. No es solo Ramírez el que lleva tiempo develar, todos los personajes siguen la misma lógica. Incluido allí, el novio de la protagonista, interpretado por Eduardo Moscovis, que nos encuentra solo en las últimas secuencias.
Bueno, así es como se presenta la película: los personajes parecen salidos de un bache. Las cámaras rara vez miran a los ojos. Siempre como flagrante, Camila José Donoso sigue contando su historia. Guionista, directora y cámara de su tercer largometraje, debe haberlo calculado todo correctamente desde la primera escena, en la que nos enseñan a implosionar hasta el final, que es el principio.
Incluso si imaginamos que “Nona: si me mojan, los quemo” se construyó de esta manera, la percepción al mirarlo es la de la posibilidad de encuentros. No nos falta saber o no qué discursos o verdades son dignas del verdadero tributo. Donoso fuma nuestras certezas con un diseño sonoro que nos hace confundir los sonidos de los cigarrillos, el viento en las hojas y los incendios recurrentes. Todo está en el plano de lo imaginable.
La ciudad que desapareció del mapa por el fuego, Santa Olga, es una invitación a un nuevo comienzo con menos certeza. Es lo que podemos tener -principalmente- por ahora y, quizás, es una forma de restablecer el trato que pretendemos renovar sin mucho éxito en nuestras acciones.
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