>En el documental de relatos “Portuñol”, ladirectora Thais Fernandes transita por algunas de las fronteras de Brasil para intentar materializar el concepto de lenguaje popularizado en una expresión que – detrás de una crítica a quienes se aventuran a comunicar- muestra una carencia que la hace más difícil nuestra integración con otras naciones latinoamericanas. Distribuido por Lança Filmes, cada vez más consolidado en el eje sur del país, el largometraje tiene la curiosidad de necesitar subtítulos en todos los idiomas -y, inteligentemente, solo conduce al espectador- reflejando literalmente lo dicho.
No hay forma de traducir las maneras de relacionarse en una frontera. La característica de ser bilingüe, tan valorada en otras partes del planeta, está arraigada en la sociedad. La película pasa por Puerto Quijarro (Bolivia), donde el mercado abierto de Corumbá es un punto de encuentro. Lugar donde la ruptura de la barrera del idioma se deshace por la necesidad de consumir, por la dependencia que tenemos unos de otros en el sistema del territorio donde nos encontramos. Romántico cuando sucede en viajes turísticos, aquí hay otra dificultad que enfrentan nuestros vecinos latinos. Más adelante, cuando se nos presenta el proyecto UNILA (Universidad Federal de Integración de América Latina), que busca incrementar la integración entre los pueblos, los brasileños más jóvenes admiten que hay mucha voluntad y proactividad de paraguayos y argentinos en la triple frontera para comunicarse en Portugués, y lo contrario no es cierto.
“Portuñol” trae un poco de reflejo del imperialismo brasileño en la región, lo que no tiene sentido en la cuestión idiomática porque somos el único país que tiene un idioma oficial diferente. Como ya comentamos en otros trabajos, el rap acaba siendo un punto de convergencia. El cineasta aborda este tema en la ciudad de Rivera, en la frontera uruguaya. Aquí en el Cinema Booklet hablamos de esta manifestación cultural que logra, al mismo tiempo, ser universalista en forma y extremadamente regionalista en contenido. En “Memórias do Oriente” (2018), por ejemplo. El rap indígena, en cambio, gana cada vez más fuerza y en “Retomada”, texto sobre la participación del Bro. MC en el programa IMS Convida, trazamos un pequeño panorama. Dentro de este ambiente más progresista y democrático que distingue a Uruguay como una pequeña isla rodeada de grandes países por todos lados, el documental muestra un hogar acogedor para los viajeros que llegan a Brasil allí y sienten el peso de la comunicación exclusiva en portugués.
Comprendemos el español, pero no lo hablamos. Reconocemos que es una falla en nuestra formación valorar el inglés, pero seguimos sin hacer nada para cambiar. En estas particularidades de cada región fronteriza, “Portuñol” nos lleva a São Miguel do Iguaçu y Ponta Porã, donde el guaraní es otra lengua de relevancia cultural local. Un área donde se utiliza la expresión brasiguaio para caracterizar a una población con una personalidad tan mezclada en la comunicación que los niños entrevistados -además de hablar tres idiomas- admiten que necesitan mucha disciplina para segmentar su cerebro para ser portugués, español y guaraní cosas diferentes. . Más tarde, un investigador libera a los jóvenes de esta ansiedad, entre otras cosas porque muchas palabras son intraducibles y debemos valorar toda la belleza, la fuerza, el concepto, el peso de una entrada. Cualquier traducción empobrece, más aún cuando es innecesaria.
Cabe destacar dos formas de integración. La primera es con los uruguayos de Rivera formando un grupo de música afrobrasileña y terminan integrándose con nuestra cultura a través de un sesgo que nunca imaginaron. Fernandes enmarca en la parte trasera del auto de la banda una sucursal de la Iglesia Universal de Río de Deus, institución brasileña que extendió sus tentáculos para hacer la forma más mordaz del imperialismo: aplicar el mismo discurso en varios idiomas, superando la barrera lingüística sin ningún aprecio por las manifestaciones. de un pueblo y territorio específicos.
El segundo nos trae esperanza y viene de la base de la cultura guaraní. En Ponta Porã, luego de un intento de borrar el idioma, algunas escuelas comenzaron a aceptar e integrar a niños que no se comunican en portugués, respetando la individualidad y promoviendo el intercambio de idiomas. Una maestra admite que cuando era joven no se permitía hablar guaraní en casa, estaba “mal”, perjudicial para su futuro. Pero la lengua ha sobrevivido, en la oralidad de los pueblos originarios que no utilizan estas divisiones entre países porque las almas de sus antepasados están en todos esos lugares. Esperamos, en iniciativas como las que se presentan en “Portuñol”, que el guaraní alcance su debido respeto.